Conversación entre señales varias
Maricela Guerrero
En la primera línea de mis intereses se encuentra una necesidad
por la acción política como derivado de la acción poética
Luis Alberto Arellano
Podemos leer señales
El 21 de febrero de 2017 se realizó un acto simbólico, en un lugar simbólico: el Museo Nacional de Antropología de la Ciudad de México. El evento, sumamente necesario, ha irrumpido en nuestra sórdida realidad para recordarnos que la dignidad debe ser costumbre y no un hecho aislado. El Estado mexicano, representado por la PGR, se disculpó públicamente con tres mujeres hñähñú, Teresa González, Alberta Alcántar y Jacinta Francisco Marcial, a quienes encarcelaron por delitos fabricados en 2006, en un proceso lleno de aberraciones, como el hecho de que las mujeres no contasen con traducción durante su detención y proceso. Tres mujeres indígenas en un tianguis fueron acusadas de lo siguiente:
de haber secuestrado a 22 agentes federales durante un decomiso de piratería en Santiago Mexquititlán. También fueron juzgadas por tráfico de drogas porque un agente, que fue dado de baja de la corporación por dar positivo en el antidoping, asegura haberlas visto guardar cocaína en un puesto de raspados.[*]
Después de casi cuatro años fueron liberadas. Después de más de once años por fin el Estado fue obligado por un tribunal nacional a disculparse públicamente por la criminalización que ejerció contra estas tres mujeres.
Luis Alberto Arellano documentó el hecho en el ensayo citado, junto con otros hechos acaecidos en su estado natal, junto a su trabajo como tallerista en el reclusorio a las afueras de la ciudad de Querétaro. Estos actos eran el marco para exponer su concepción de lo que un poema puede ser en un país como México. En ese ensayo, Arellano expone una postura que no concebía el poema ajeno al estado de las cosas, ahí explica la forma en que concibe el ambiente o ecosistema en el que su poética se desarrolla, en el que la escritura de los poemas es posible:
Creo que los funcionarios públicos involucrados en los casos comentados creen que la razón de Estado es superior a la seguridad del individuo. También sé que no existe un nosotros y un ellos tan radical como sus acciones parecen delimitar. Y entonces escribo poemas, porque no tengo certezas y porque las acciones en el mundo me llevan a preguntarme más cosas de las que resuelven. Porque mi discurso es inestable, mi práctica poética también lo es. (p. 21)
Inestabilidad como cualidad de una poética en la que habría más preguntas que respuestas es una práctica contingente del poema contemporáneo, que proviene de una vocación crítica; toda vez que el discurso trascendentalista, fincado en la jerarquización, se ha desmoronado, al poner sobre la mesa la conflictiva relación acción–persona–lenguaje–mundo conocido; es decir, considerar que el lenguaje, lo profiera o no, tendrá siempre una postura política. En esos términos la obra de Luis Alberto es sumamente audaz, pues atento a todas las condiciones contextuales e históricas pretendía un lenguaje poético que diera con una conversación que permitiera vislumbrar y dar cuenta del caos, la emergencia y la comunidad mediante sucesivas y consistentes acciones poéticas, abiertamente políticas.
En ese sentido, en la poética arellaniana es conveniente atender a las señales varias que se presentan en nodos enmarañados de lo personal, lo político, lo público y lo privado, lo común y lo individual y las diversas posibilidades del mundo conocido en que habitan, así como a las más infinitas posibilidades del mundo por conocer que la práctica poética provoca al pensar en comunidad. Muy al final del ensayo, Arellano explica:
Más recientemente, un par de años a la fecha, empecé a cuestionar todo lo que la estética trascendental me había enseñado. Como tantos otros, he sido tomado por una poética más inestable que enseñe las marcas del proceso y de la persona que participa en él. Estoy en una búsqueda que privilegia el error como un logro. Mi interés está ahora en una práctica que incluye soportes no convencionales, como la animación, el performance, la instalación y una radicalidad en el lenguaje posible para el poema. En ese contexto, mis intereses sociales han podido ser integrados a mi práctica poética. (p. 23)
El punto de arribo: otra lengua
Plexo, de Luis Alberto Arellano, fue editado por el Fondo Editorial Tierra Adentro en 2011. En él hay una diversidad de temas que van de la muerte en un mundo capitalista al cuestionamiento de UFO is art; y en medio, el amor como una posibilidad de leer el universo, hasta que se descubre lo contrario: la ilegibilidad. Lo que se busca es, desde diversos modos, llegar a una lengua que dé cuenta de algo. ¿De qué? De lo que intuimos, quizá del amor o de las otras múltiples obsesiones, de las búsquedas, de las ganas de saber algo; explorar lo desconocido, en un intrincado sistema donde lo que se hace, se piensa y se es están en constante estira y afloja entre lo público y lo privado.
Pero, ¿qué amor?, ¿de qué estamos hablando?, ¿qué se pretende cuando se habla de amor en un mundo que todo lo devora y lo digiere y lo transforma en una canción pop o en una película romántica?
Un poema en dos partes con una canción de fondo, “Escrito en el aire”, del que la primera anotación dice: “Suscribo sílaba por sílaba Jealous Guy de John Lennon”. El amor se presenta en este poema como una búsqueda, la búsqueda de un lenguaje en el universo infinito, conocer entre señales varias a una persona, señales varias que provienen de las diversas naturalezas de la materia: el aire; al margen de los libros editados con el tema de los métodos de adivinación Bloch Raymond, La adivinación en la edad antigua, FCE, México, 1985.
Un poema donde la búsqueda del amor parece legible, metódica, hasta que no, hasta que sólo queda como una imagen diluyéndose. Donde parece que no es posible que el amor trascienda al mercado ni a las condiciones de un sistema económico donde todo lo sólido se desvanece en el aire, ¿en qué mundo el amor es posible?, ¿de qué manera la obsesión es la búsqueda del sistema?
I
Cuando nos encontramos
estaba enloquecido en pos de máquinas
adivinatorias:
Las líneas de la mano, los naipes,
el cielo y sus luces nocturnas,
las líneas de los libros,
las entrañas de las bestias,
el agua, las piedras,
el fuego, las piedras,
el iris, las piedras,
los caracoles y los espejos.
El universo era legible
y todo lo que se necesitaba era un sistema.
A veces suponemos que el conocimiento sistemático, reglado y metódico nos dará respuestas sensatas y certeras; y a veces pensamos que sí, que estamos muy cerca de hallar el método, ponerlo en práctica y establecer un sistema para comprender el mundo y hacerlo nuestro: desliz de juventud que muy prontamente trocamos por esa otra certeza, de que siempre estamos a punto de… de que no se puede, que la ilegibilidad es condición si consideramos que ese mundo con múltiples códigos complejamente intrincados entre lo personal, lo político, lo público y lo privado implica reconocer que la momentaneidad y la inestabilidad son las más acabadas ideas que tenemos para ir tanteando el mundo, y sólo nos quedan imágenes, aproximaciones, posibilidades poéticas que evidentemente plantean preguntas y no siempre responden.
De esta forma el error se asume como un logro, una posibilidad. En la segunda parte del poema, Arellano coloca cuidadosamente las diversas señales de esa revelación:
II
... Ven conmigo a la librería
[...]
Lo que yo buscaba no había llegado.
Hay que leer a Raymond Bloch.
(Bloch, Raymond; La adivinación
en la edad antigua, FCE, México: 1985)
Y tomando el libro pagaste
mirándome a los ojos.
A pesar de la erudita información
sobre cómo leer las señales en los cielos
(y Bloch hizo todo a su alcance)
o en lo oscuro de los vientres animales,
los tacones altos y aquello que buscaba
entre libros
escaparon por la puerta principal de mi casa.
Volví a la librería.
El libro buscado sigue perdido.
Ya no leo el futuro en los espejos,
ni en el agua, ni en los nidos de los pájaros.
Te recuerdo descalza en el centro luminoso del mundo.
La posible certeza no podría expresarse en una lengua productiva, instructiva, determinativa sino mediante una anomalía, la lengua poética: que no siempre está en los libros de artes adivinatorias, ni está en los métodos para leer los sistemas económicos ni sociales, y se revela como una posibilidad de plantarse en el mundo conocido para explorar el desconocido. Así, una imagen poética se revela en toda su luminosidad ilegible, precaria y momentánea:
Te recuerdo descalza
en el centro luminoso del mundo.
América, libera a Mireles
Sucede que soy América / It occurs to me that I am America fue impreso en risograph en una segunda edición en 2015 por Nicole Delgado, en San Juan, Puerto Rico, como parte del proyecto “Taller de Traducciones Libres”. Mara Pastor fue quien en una de las veladas del festival Latinale, en 2016, me regaló el libro. Luis Alberto participó en Latinale en 2011.
Mara Pastor, Luis Alberto Arellano y otros autores escribieron poemas para este experimento poético y bolivariano, a partir de cinco premisas con las cuales traducir, reescribir o reversionar América, de Allen Ginsberg. Una de las principales premisas señala:
La América de Ginsberg se refiere a una sola nación (Estados Unidos de América) que, contaminada por los valores expansionistas impregnados en su sociedad desde El Destino Manifiesto, se adjudica por metonimia un gentilicio nacional que le corresponde a tres continentes y varios archipiélagos. Por esta razón, apetece traducir “América” desde las múltiples Américas que se reescriben y traducen a sí mismas constantemente bajo la influencia de la expresión gringa hacia todo el territorio americano.
El poema que Arellano escribe está compuesto de cuatro estrofas irregulares que asumen un tono conversatorio cuya interlocutora es esa América expansionista de los Estados Unidos de América a quien le espetó Ginsberg desafiantemente sesenta años antes toda la violencia sistémica y de Estado frente, no sólo a sus ciudadanos, sino al mundo. La actualización arellaniana se desarrolla en ciento diez versos, en los que se presentan las condiciones y situaciones que un mexicano nacido a finales del siglo XX puede reconocer, compartir y considerar al pensar en una parte de América, con una particularidad: acotar y expandir esa América:
América te hemos dado todo y ahora somos nada.
[…]
¿Cuándo estarás a la altura de tus millones de hijos disidentes?
[…]
América solíamos ser comunistas zapatistas maricones mujeres que aman a otras mujeres
Huérfanos sin nombre disidentes cuando niños.
No nos arrepentimos.
Hemos fumado marihuana inhalado coca masticado peyote bebido ácido tragado píldoras fumado/
hongos inyectado químicos en la sangre bebido millones de galones de alcoholes diversos.
Y es que no ser América es reconocer una serie de diversidades y condiciones complejas no sólo atravesadas por el color, la clase, la preferencia sexual, sino por las batallas que se eligen, las que se reconocen, las que se pueden ver, las que se pueden enunciar, las que van en público, las íntimas, todas las que atraviesan; no sólo lo que decimos, sino la historia, el cuerpo, las palabras y el origen:
América, libera a Mireles.
América, libera a tus hijos que tenían hambre.
América, encierra a tus hijos que tenían ambición desmedida para vender al otro
sin importar su dolor.
América, enciérrate a ti y cierra la llave del escusado.
América, desde nuestra más tierna infancia nuestras madres nos llevaron a mercados donde había
grandes montones de fruta olorosa como la guanábana y el mango de risa caliente. En esos
mercados la gente sabía tu nombre aunque no estuviéramos seguros de cuál era América
mi abuela ayudaba a su gente a parir en sus casas y curaba los cuerpos rotos por costumbre
América eso era la infancia una Arcadia de frutas fragantes y abuelas conectadas con la vida hasta
el fin de sus días.
América, tú no crees en la guerra.
Crees en la fuerza bruta de la ganancia desmedida.
Tal como en 2010, en el ensayo publicado en Escribir poesía en México, Arellano experimenta una forma de dejar una conversación abierta y no acabada mediante el poema. Y lo hace sobre un tema abiertamente político: el encarcelamiento del Dr. José Mireles en medio de una cobertura mediática a todas luces injusta y sucia, ante la que Arellano asume una postura sumamente abierta y clara contra un sistema que a todas luces es injusto e inexacto, como el mismo lenguaje que tenemos para denunciarlo; aunque no tenemos otro, lo estamos buscando y en ello nos van los experimentos poéticos.
Probablemente “América” fue terminado de escribir en 2015, y remata con estos versos: “América, dos dólares y veintisiete centavos 31 de diciembre de 2014”. En ese sentido la actualización de los versos de Ginsberg abre temáticas frente a la lengua, la traducción y el traslado; incluso en el cambio no hecho de moneda; situación por demás irónica, ya que aún en esta América la moneda no deja de ser el dólar ginsberiano.
“He visto a las mejores mentes de mi generación / hacer una fila de conga / bailando Sopa de caracol. Adiós al Estado”.
En la poética de Arellano, el poema se asume como una práctica para resistir y para explorar mundos por conocer en los que se milita abiertamente hacia la acción política, que es también una exigencia de alegría luminosa y compartida en amistosos proyectos colectivos. “Adiós al estado”, Querétaro, 2015, reunió la presentación de diversas obras poéticas y audiovisuales, en los que participaron artistas multidisciplinarios y poetas de Querétaro y zonas circunvecinas. Luis Alberto fue organizador, junto con otros colegas suyos. El evento culminó con una hermosa fiesta, en la que después de pensar y hablar sobre las terribles y violentas situaciones que se estaban viviendo en México, hicimos una extensísima línea de conga a ritmo de Sopa de caracol. Nuestros anfitriones queretanos lo celebraron con ese tuit del querido y extrañado Luis Alberto Arellano.
A pesar de la compleja y caótica realidad de la que no tenemos la más mínima certeza, y eso ya es algo, hay una apuesta crítica y compartida en el trabajo de Arellano que cultivó con especial ahínco, y fue tratar de conocer y decir, mediante la lengua posible en sucesivos acercamientos, algunas señales que derivaran en conversación, ya que, como lo señala Arellano, para eso estamos habilitados:
Podemos leer señales: vialidad cerrada;
alto total; gire a la derecha.
Conversación entre señales varias: aleteos de pájaros; vientres animales; manchas en la
sangre.
Para eso estamos habilitados:
leer señales y en las rocas hablar.
Por las rocas hablar. Señales de humo
todas, donde hubo fuego.
Donde hubo habla repentina
como un abanico de carne.
Donde hubo tránsito de un cuerpo al otro.
Señales
y en cielo
ruido,
luces de colores.
La obra poética de Luis Alberto Arellano no se agota en los libros y poemas que publicó, pues fue un entusiasta y brillante gestor cultural, profesor, investigador, traductor y performer; además de entrañable amigo. Recientemente soñé que estábamos en la presentación de una película sobre él, pero el hombre que lo interpretaba era un actor muy blanco, lo que me molestaba muchísimo y salía maldiciendo del cine. Al mismo tiempo, en Bellas Artes había una exposición de la obra plástica y gráfica de Luis Alberto: una de las salas presentaba una pieza que se llamaba “La disección de los cetáceos”. Recuerdo que estaba montado el esquema de una ballena en una de las paredes y varias cosas impresas. Me conmovía mucho y pensé tanto en su genial conversación entre señales varias.
Ciudad de México, 25 de junio de 2018.
Maricela Guerrero (Ciudad de México, 1977). Pertenece al Sistema Nacional de Creadores desde 2018, y recibió el premio Clemencia Isaura de Poesía. Es autora de los libros El sueño de toda célula (Antílope, 2018), Fricciones (CCD, 2017) y De lo perdido lo hallado (Conaculta, 2015).
[*] Arellano, Luis Alberto, “Cuerpos dolientes y poesía”, Escribir poesía en México, Bonobos, México, 2010.