Mi tía panista (segunda parte)[*]
Patricia Huerta Lozano
Mi tía panista tiene un marinovio
El marinovio va y viene,
tiene una niña
a la que no cuida,
porque tiene una mamá panista,
que según el marinovio
no puede dejar,
porque se casaron a los ojos de Dios.
Los ojos de Dios no son los ojos de la gente,
los ojos de la gente son colorados,
multifacéticos,
hechos con estambre de colores
que atan a mi tía a un infierno de palabras.
Entre palos y ramas,
la gente es ingenua,
mi tía controla los hilos,
ella danza formando patrones,
le manda mensajes al cosmos
y pide que mantenga al marinovio
asociado a las nubes y el aire,
“bien lejos de la madre mar”.
Mi tía panista vive en una casita de muñecas
Todos los muebles son de plástico,
tiene todos sus accesorios
y mi tía es una niñota
que no escatima en gastos
ni en horas
para crear y acomodar la casita a su antojo.
La casa tiene ocho habitaciones,
tres pisos y pinturas diminutas.
Ni un alma cabe en esa casa,
no hay plantas ni aire fresco,
sólo ventanas falsas
que tienen atrapada a mi tía.
Ella siempre deja una mancha de vino
sobre la cama y el piso de la cocina:
la casa no puede brillar más que ella.
Mi tía panista es una mujer preparada
Dice mi tía:
Una mujer mal preparada es lesbiana.
Ella está lista para el fracaso
de no vivir bajo la norma.
Una mujer mal preparada es feminista,
ni la lesbiana ni la feminista están preparadas
para la pregunta de la sexualidad
o la identidad que meditan demasiado.
Una mujer panista lo sabe:
hay que negar la pregunta,
contestar sin meditar demasiado,
y guardar las apariencias.
Estar preparada es un truco de belleza.
Piensa, querida, cuando eras chiquitita.
Por lo general, no hay zapatos de tu talla,
pero estás preparada
y llenas de algodón la punta del zapato,
mucho algodón.
Por fuera eres una lady,
por dentro estás llena de una bola de algodón inmunda,
el truco está en actuar como si nada estuviera sucediendo,
¿me explico?
Una panista es una mujer preparada
para criticar, cuestionar y pelear,
la mujer panista es radical.
El fracaso no es para nosotras.
Nosotras exigimos la coherencia
que no poseen otros seres humanos
y por eso somos exitosas.
Mi tía panista es una piedra
Los niños corren en el receso
“hasta donde llega la piedra”.
Juegan rayuela,
“pero no pisen donde está la piedra”.
La piedra es la tía,
kryptonita de los humanitos,
que les hace medir distancias
y aprender fronteras invisibles.
El efecto de pasar los límites de la piedra
es cancelar un rol en el juego social.
Mi tía panista finge tener despedidas de soltera
Ser tacaña extrema es panista.
Si abren cuatro o cinco lugares en la ciudad,
mi tía se viste de blanco
y sus amigas de negro,
para simular una despedida de soltera panista.
Ellas dan el disparo por la boca,
rompiendo varios jarrones de un tiro,
se pasean entre los bares,
comen con culpa la pólvora,
se escupen tequila en la boca,
le lloran a las cenizas del exmonaguillo,
y se rodean de personas que no les importan.
Ahorran amor y dinero
montando un teatro,
tomando roles,
haciendo lo consecuente
hasta las últimas consecuencias.
Sí, las mujeres panistas son radicales.
Ellas nunca pierden.
Patricia Huerta Lozano (Morelia, Michoacán, 1998). Estudió Literatura Intercultural en la ENES Morelia-UNAM. Es coordinadora de la Red Nacional de Estudiantes de Lingüística y Literatura. Dirige un club de lectura para adolescentes en la UNAM, Centro Cultural Morelia. Publicó Mermaid Blue (Grafógrafxs, 2021), y poemas suyos aparecen en Yo quería llamarme Emilio, como tú, y otros poemas. Antología del taller de poesía de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2021), Blavatsky. Antología del taller de poesía de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2022) así como en Desgracia, ebriedad, locura y tal vez Illinois. Poemas de amor de Grafógrafxs (Grafógrafxs, 2022). Es integrante del taller de poesía de Grafógrafxs.
[*] A partir de un ejercicio del taller de poesía de Grafógrafxs sobre el libro Escolástica peronista ilustrada, de Carlos Godoy.