Tirolesa para Hadas
Jaime Tzompantzi
Mi amor no es incorrecto, amor. Mi amor es un rehilete mal amarrado. Mi amor tiene miedo de desconcentrarse, mi amor no está bien conectado. Saca chispas como sangre. Mi amor es turbio, lleno de baba. ¿Está bien si te confieso que es turbio, lleno de baba? Mi amor quiere ser esposo de sí mismo, pero es todo menos una institución. Mi amor espera cumplir los clichés, porque esa palabrita suena como chiclés. Mi amor se asusta cuando se ve los pies. Los tiene llenos de sangre y quieren decir dónde le duele. Pero sigue a una mariposa negra neón sin haberlo contado antes. Es distraído. Olvida el motor y ya va en el desierto. Mi amor es una tabula rasa. Blanco y con llantas. Lo utilizo para lanzarme por la pendiente y descuartizarme. ¿Debo aprender a derribarme sabiamente? ¿Debo rotar siempre con inteligencia? Mi amor esparce semillas. Viene torcido. Tiene una plaga. No sabe nada de sí mismo. Pero escurre siempre porque sobre él, nunca deja de llover. Nunca deja de ser de nuevo una manita cortada que pide ayuda, un ramo de flores, un vaso de agua con centellas, unos colmillos de plástico con fuego. Una esperanza de recoger otras manos y otras flores.
Mi amor es un vacío que quiere vaciarse aún más. Colgar el cero. Teñir los suspiros. ¡Querer siempre volver! Cerrar la puerta y abandonar. Mi amor se equivoca. Se pone el pie a sí mismo. Se rompe las patas de su silla cósmica. Mi amor se escribe sin a, sin m y sin esperanza. No espera nada, ¡quisiera todo! Mi amor está en reparación y deja chamuscado el cuarto de operaciones. Mi amor no es bienvenido. Mi amor es festejado por enanos. La noche que se abrió la regadera del mundo y el patio de tu locura se tendió sobre la atmósfera, mi amor salió lento y dorado, como un alma que va abandonando un cuerpo. Mi amor no es respetado. Mi amor debe ser reestructurado. No apto para reducirlo o simplificarlo. Mi amor es un lago lleno de patos y monstruos. Mar desecado. Río congelado donde patinan mis fantasmas con vestidos de verano. Mi amor eructa. Es un ogro. Es Gretel y Hansel, porque sigue el rastro de dulces y queda a nada de ser cocinado. Mi amor mi amor mi amor. Extinto. Irreparado. Descocido. Rajado. Lleno de lumbres. En la boca del león. ¡¡¡Muchas gracias, león!!!
Jaime Tzompantzi (CDMX, 1994). Estudió Lengua y Literatura Hispánica en la UNAM. Ganó el premio Ediciones Digitales Punto de Partida, 2019. Ha escrito, entre otros libros, Fantasmophilia, Isla de encantos y Milagro 401. Poemas 2037-1978.