ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Ventana del caos

Murilo Mendes

 

 

1

Todo se pasa

En Egiptos de corredores aéreos

En galerías sin lámparas

A la espera de que Alguien

Repercuta el violoncelo

—¿O tu corazón?

Azul de guerra.

 

2

Telefonean embrujos,

Telefonean lamentos,

Inútiles encuentros,

Remordimientos y bostezos.

¡Ah! Quién telefonearía el consuelo

El puro rocío

Y el carruaje de cristal.

 

3

Tú no cargaste pianos

Ni cargaste piedras

Mas en tu alma subsiste

—Nadie se acuerda

Y las playas antecedentes oyeron—

El canto de los cargadores de pianos,

El canto de los cargadores de piedras.

 

4

El cielo cae de las palomas.

Ecos de una banda de música.

Vuelan de la casa de los expósitos.

No serás antepasado

Porque no tuviste hijos:

Siempre serás futuro para los poetas.

A lo lejos el mar reducido

Balando inocente.

 

5

Armonía del terror

Cuando el alma destruye el perdón

Y el ciclo de las flores se cierra

En lo particular y en lo general:

Ningún sonido de flauta,

Ni tampoco un templo griego

Sobre colina azul

Decidiría el gesto recuperador.

Hambre, litoral sin coros,

Duro parto de la muerte.

La tierra se abre en sangre,

Abandona el blanco Abel

Oculto de Dios.

 

6

La infancia viene de la eternidad

Después sólo la muerte magnífica

—Destrucción de la mordaza:

Y tal vez ya la hubieses entrevisto

Cuando jugabas con el trompo

O cuando desmontaste el escarabajo.

Entre dos eternidades

Balancéanse espantosas

Hambre de amor y la música:

Ruda dulzura,

Último pasaje libre.

Sólo vemos el cielo por el reverso.

 

7

Cae de las sombras de las pirámides

Este deseo de obscuridad.

Enigma, inocencia bárbara,

Pájaros galopando elementos

Del cielo profundo

Irrumpen nubes ecuestres.

¿Dónde están los brazos comunicantes

Y los paracaidistas de la justicia?

Vultos encorazados presiden

Al sabotaje de las harpas. 

 

8

¿Qué esperan todos?

El viento de los crímenes nocturnos

Destruye augustas cosechas,

Aguas ásperas bravías

Fertilizan los cementerios.

Las madres desocupan del vientre

Los fantasmas de otra guerra.

Ningún vestigio de alianza

Sobre la mesa aniquilada.

Olas de púrpura,

Levantaos del hombre.

 

9

Penacho del alma,

Antigua tradición futura:

¿Si el alma no tiene penacho

Resiste al Destructor?

 

10

La velocidad se opone

A la desnudez esencial.

Para merecer el rompimiento de los sellos

es preciso trabajar la corona de espinas.

Si no te abandonan por ahí,

Solo, con los cadáveres de tus libros.

 

11

Péndulo que marcas el compás

Del desengaño y soledad,

Cede el lugar a los tubos del órgano soberano

Que sobrepasa el tiempo:

Pulsación de la humanidad

Que desde el origen hasta el fin

Busca entre tedios y lágrimas.

Por la carne miserable,

Entre collares de sangre,

Entre incertezas y abismos,

Entre fatiga y placer,

La bienaventuranza.

Más allá de los mares, más allá de los aires,

Desde los orígenes hasta el fin,

Más allá de las luchas, embaladores,

Coros serenos de voces mezcladas,

De esperanza honda y blanca armonía

Subiendo van.

 

Traducción de Sergio Ernesto Ríos

 

Murilo Mendes (Minas Gerais, Brasil, 1901). Colaboró en algunas revistas de vanguardia brasileña. Entre sus libros publicados se encuentran Convergência (1970), Poliedro (1972), menino expermiental (1979) y Janelas verdes (1989).