ISSN: 2992-7781
REVISTA DE LITERATURA DE LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL ESTADO DE MÉXICO

Cinco poemas

Sara Teasdale

 

 

Vendrán lluvias suaves

 

Vendrán lluvias suaves y el olor de la tierra

y golondrinas que rondarán con su brillante sonido

 

y ranas que cantarán por las noches en los estanques

y ciruelos silvestres en un blanco trémulo.

 

Los petirrojos vestirán sus plumas de fuego

y silbarán a su antojo sobre un alambrado

 

y nadie sabrá de la guerra, a nadie

le importará cuando haya terminado.

 

A nadie le interesará, ni a las aves ni a los árboles

si la humanidad perece por completo

 

y la primavera misma, cuando despierte al alba,

apenas sabrá que nos hemos ido.

 

 

 

Sola

 

Estoy sola, pese al amor,

pese a todo lo que recibo y lo que entrego…

pese a toda tu ternura,

a veces no me alegro de vivir.

 

Estoy sola como si me irguiera

desde el pico más alto del mundo agotado y gris.

Encima de mí sólo se arremolina la nieve;

sobre mí se despliega un espacio infinito.

 

Con la tierra oculta y el cielo oculto,

sólo el orgullo de mi espíritu

me aleja de la paz de aquellos

que no están solos, pues ya han muerto.

 

 

 

Torrentes de primavera

 

¿Será siempre así hasta mi muerte?

¿Debo soportarlo todo de nuevo cada primavera,

con la primera bruma de las ramas de los arces en ciernes

y el primer aroma dulce de la lluvia?

Soy como una roca en el río creciente

donde el agua de la inundación se quiebra en la desembocadura,

como una roca que conoce bien el llanto del agua

y es incapaz de darle respuesta.

 

 

 

Noche de mayo

 

La primavera es fresca y no conoce el miedo.

      Cada hoja es nueva.

El mundo rebosa luz de luna,

      las lilas rebosan el rocío.

 

Aquí, donde se mueven las sombras,

      tomo aire y canto.

Mi corazón es fresco, no conoce el miedo

      y derrama la primavera.

 

 

 

Dado que no hay escapatoria

 

Dado que no hay escapatoria, dado que al final

mi cuerpo será destruido por completo:

esta mano que amo como se ama a un amigo,

este cuerpo que procuré, con el cual he llorado y gozado…

Dado que no hay escapatoria ni siquiera para mí,

que amo la vida con un amor insoportablemente afilado…

el aroma de los huertos bajo la lluvia, la mar

y las horas sola, demasiado quieta, dispuesta al rezo…

Dado que la oscuridad me espera, entonces

permite que descienda con las olas que azotan contra la costa

con entereza. Permite que cante con mi último aliento.

En estas escasas horas de luz, elevo el rostro.

La vida es mi amante. He de dejar atrás a los muertos

si existe alguna posibilidad de frustrar a la muerte.

 

Traducción de Jazmín Montesdeoca

 

Sara Teasdale (San Luis, Misuri, Estados Unidos, 1884-1933). Es autora de siete libros de poemas, en los que alterna entre el deseo de vivir y el rechazo hacia la vida. Entre estos se encuentran Love Songs (1917), The Answering Voice (1917) y Flame and Shadow (1920). En 1918 fue galardonada con el Premio Pulitzer de Poesía.